Una de las patologías que más se trata en las consultas del urólogo es la infección de orina. Esta se puede producir en cualquier parte del sistema urinario, ya sean los riñones, los uréteres, la vejiga o la uretra, aunque lo más habitual es que se dé en la vejiga o la uretra.
Pese a la extendida creencia de que los urólogos son médicos solo para hombres, las mujeres también deberían acudir a este especialista cuando presentan algún problema en su aparato urinario, ya sea en riñón, uréter, vejiga o uretra. En este sentido, hay que destacar que uno de los principales problemas urológicos que pueden presentar las mujeres es la infección de orina.
De hecho, ellas son las que poseen un mayor riesgo de padecerlas respecto a los hombres: se estima que hasta un 50% de la población femenina la tendrá en algún momento a lo largo de su vida.
Esto es así, ya que la uretra femenina es más corta que la masculina (mide entre 3 y 5 centímetros, mientras que la del hombre tiene una longitud de unos 20 centímetros). Al tener un tamaño menor, es más fácil que las bacterias que se encuentran en la zona genital puedan llegar al sistema urinario.
¿Tengo infección de orina? Síntomas
Cuando tenemos infección de orina no siempre aparecen síntomas, pero cuando lo hacen, los más habituales son:
- Dolor o sensación de ardor al orinar.
- Necesidad de orinar con mucha frecuencia.
- Dificultad para orinar.
- Orinar frecuentemente en pequeñas cantidades.
- Sangre en la orina.
- Dolor en la zona de la pelvis.
En el caso de presentar alguno de ellos, siempre es conveniente acudir al especialista para realizar un correcto diagnóstico e iniciar el tratamiento, si fuera necesario, lo antes posible.
En cuanto a si la infección se produce en el riñón, en lugar de en la vejiga, los síntomas también pueden incluir:
- Fiebre y escalofríos.
- Dolor en la parte baja de la espalda o en el costado.
- Náuseas y vómitos.
¿Cómo se diagnostica la infección de orina?
Para un buen diagnóstico de la infección de orina, como en el resto de las patologías, es importante realizar una buena historia clínica y conocer los síntomas que padece el paciente. Tras ello, se procede a una exploración física. Las pruebas y procedimientos clínicos que suelen realizarse son:
- Análisis de orina: determina si hay presencia de glóbulos blancos, glóbulos rojos o bacterias en la orina, aunque no precisa qué bacteria causa la infección.
- Cultivo de orina: permite determinar el agente que causa la enfermedad y realizar un estudio de qué antibióticos van a ser efectivos para tratar la bacteria o germen que causa la infección.
- Prueba de imagen: para estudiar posibles anomalías en las vías urinarias, se puede realizar una ecografía, como prueba de valoración inicial. En algunos casos podrían necesitarse otras pruebas, como una resonancia magnética o una tomografía computarizada.
- Endoscopia: para observar el interior de la uretra y la vejiga, puede realizarse una cistoscopia mediante una sonda provista de lente.
Tratamiento
En la mayoría de los casos, el tratamiento ante una infección de orina se basa en la preinscripción de antibióticos. Ahora bien, a la hora de establecer qué medicamentos y cuánto tiempo durará el tratamiento, dependerá tanto del estado de salud del paciente como del tipo de bacterias que contenga la orina. En este sentido, podemos hablar de infección simple, frecuente o grave.
En el caso de la infección sea leve, se suele recetar Trimetoprima/Sulfametoxazol, Fosfomicina, Nitrofurantoína, Cefalexina y Ceftriaxona. En estos casos se evitan los tratamientos con fluoroquinolonas, excepto en el caso de complicaciones o de una infección renal. Normalmente, con estos tratamientos, los síntomas desaparecen a los pocos días de iniciar el tratamiento, sin embargo, es muy importante continuar con el tratamiento con antibióticos el tiempo establecido por la preinscripción médica.
Cuando la infección de orina se vuelve recurrente
En cuanto a las infecciones frecuentes, el especialista también puede plantear ciertas recomendaciones relacionadas con el tratamiento:
- Toma de antibióticos en dosis bajas durante seis meses, aunque puede ampliarse.
- Toma de una dosis única de antibiótico después de tener relaciones sexuales si las infecciones están relacionadas con la actividad sexual.
- Terapia de estrógeno vaginal si estás en la posmenopausia.
Por último, en los casos de infección grave, es posible que el urólogo indique un tratamiento con antibióticos intravenosos en el hospital.
Sobre la preinscripción de antibióticos, el Dr. José Luis Palmero, urólogo colaborador en la Clínica Ascires Xàtiva, destaca que “es muy importante, en los casos de infecciones recurrentes, se realicen urinocultivos que certifiquen el diagnóstico a fin de conocer el microorganismo y evitar el uso indiscriminado de antibióticos. El mal uso de antibióticos en estos casos condiciona la aparición de resistencias a los mismos a lo largo de la vida de la mujer”.
De manera paralela al tratamiento médico, para aliviar el malestar que produce la infección, te damos los siguientes consejos:
- Bebe bastante agua o líquidos: ayuda a expulsar las bacterias.
- Evita ingerir café, alcohol o refrescos que contengan jugos cítricos: pueden irritar la vejiga.
- Usa ropa interior de algodón.
- Mantén una higiene adecuada en la zona perianal.
¿Cómo prevenir la infección de orina?
Existen ciertos hábitos que pueden ayudarnos a prevenir las infecciones de orina, como:
- Orinar después de la actividad sexual.
- Mantener un buen nivel de hidratación.
- Ducharse en lugar de bañarse.
- Evitar el uso de duchas vaginales, aerosoles o talcos en el área genital.
- Limpiarse desde adelante hacia atrás tras orinar.
El Dr. Palmero también añade en este sentido que “productos farmacéuticos como el arándano rojo americano, la D-manosa o los probióticos que pueden ayudar en la prevención de las infecciones recurrentes”.