La epilepsia es una enfermedad neurológica que puede afectar a personas de todas las edades, aunque los picos de incidencias más significativos se dan en la infancia y en la etapa adulta a partir de los 65 años.
En España, se estima que alrededor de 400.000 personas están diagnosticadas con epilepsia. Sin embargo, debido al estigma social y a la falta de diagnóstico en algunos casos, el número real de personas afectadas podría ser incluso mayor.
De estas 400.000 personas, la Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que más de 100.000 niños en el país padecen epilepsia, lo que destaca la prevalencia de la enfermedad en la población infantil.
Según el Dr. Vicente Villanueva, neurólogo responsable de la Unidad de Epilepsia de Ascires, “la epilepsia en la infancia no es una enfermedad única, sino un grupo de síndromes epilépticos que pueden presentarse de formas muy diversas”.

La variabilidad en su presentación hace fundamental la detección temprana de los síntomas. Reconocer las señales de alerta a tiempo es clave para lograr un diagnóstico adecuado y mejorar la calidad de vida de los niños afectados. A continuación, exploramos las manifestaciones más comunes de la epilepsia infantil y en qué momento es adecuado consultar con un especialista.
Señales de alarma en niños
Las manifestaciones epilépticas infantiles van más allá de las convulsiones que todos solemos imaginar. De hecho, estas crisis generalizadas representan solo una pequeña parte de los casos. Como explica el Dr. Villanueva:
“En ocasiones, los niños pueden comenzar con episodios que llamamos ausencias, en los cuales se quedan bloqueados durante unos segundos sin responder”.
Algunos de los síntomas más frecuentes son:
- Ausencias: El niño parece “desconectado”, como si se quedara mirando al vacío durante unos segundos. Puede ser confundido con falta de atención o distracción.
- Crisis de caída: Episodios repentinos en los que el niño pierde fuerza muscular y se desploma.
- Retroceso en el desarrollo: Aunque es menos común, algunas epilepsias infantiles pueden manifestare sin crisis visibles. “Lo que tienen los niños es un retroceso a nivel cognitivo o conductual”, señala el Dr. Villanueva, y añade que esto suele detectarse a través de un encefalograma, sobre todo durante el sueño. Ante cualquier sospecha, recomienda “consultar siempre con un especialista para realizar el proceso diagnóstico y de tratamiento adecuado”.
Tipos de crisis epilépticas
Se han descrito más de 30 tipos de crisis. Sin embargo, a grandes rasgos, existen dos categorías principales según el Dr. Villanueva:
- Crisis focales: se originan en una parte específica del cerebro. Pueden presentarse con o sin alteración de la conciencia. “Podemos tener crisis en las que el paciente se queda desconectado”, explica, “y esto puede ser tanto una crisis focal como una crisis de ausencia”.
- Crisis generalizadas: afectan a todo el cerebro desde el inicio y suelen ser más reconocibles
- Crisis tónico-clónicas: convulsiones intensas que afectan a rodo el cuerpo, con pérdida de conciencia
- Crisis mioclónicas: sacudidas repentinas en brazos, piernas o todo el cuerpo.
- Crisis atónicas: pérdida súbita del tono muscular que provoca caídas.
“Clasificar adecuadamente las crisis nos permite acertar en el diagnóstico del paciente y establecer la estrategia de tratamiento más adecuada”, subraya el neurólogo.
Diagnóstico de la epilepsia en niños
El diagnóstico de la epilepsia infantil requiere un enfoque individualizado debido a la variedad de síndromes epilépticos existentes. “La epilepsia en la infancia está representada por múltiples síndromes, algunos muy benignos que duran uno o dos años y luego desaparecen, y otros más complejos con crisis recurrentes y problemas asociados”, señala el Dr. Villanueva.
Las principales herramientas diagnósticas incluyen:
- Evaluación clínica: revisión completa del historial médico y observación de los síntomas descritos por los padres o tutores.
- Electroencefalograma (EEG): “Utilizamos diferentes modalidades de EEG, incluyendo registros durante el sueño”, explica el especialista, para detectar anomalías eléctricas en el cerebro.
- Neuroimagen: resonancia magnética y técnicas avanzadas de imagen funcional ayudan a identificar posibles anomalías estructurales.
- Estudios genéticos y metabólicos: en casos específicos donde se sospecha un origen hereditario o metabólico.
“El diagnóstico ha de hacerse de forma adecuada porque clasificar correctamente las crisis nos permite elegir el mejor tratamiento posible”, concluye el Dr. Villanueva.
En Clínicas Ascires Campanar (Valencia), nuestra Unidad de Epilepsia, liderada por el Dr. Vicente Villanueva, combina tecnología avanzada y experiencia médica para abordar los casos más complejos. Si tienes dudas o sospechas que tu hijo podría tener epilepsia, te animamos a consultarnos para realizar una evaluación especializada.