El 50% de personas que padecen migraña, principal causa de incapacidad en menores de 50 años, todavía no han sido diagnosticadas. Si sospechas que puedes ser una de ellas, te damos 5 razones por las que deberías consultar a tu especialista en Neurología. Si, por el contrario, ya tienes un diagnóstico, en este artículo te ofrecemos algunas claves para entender mejor tus cefaleas y lograr una mayor calidad de vida.
¿Qué es la migraña?
La migraña es una enfermedad neurológica muy frecuente que se caracteriza por ataques recurrentes de dolor de cabeza. Afecta a más de 5 millones de personas en España y a un billón en todo el mundo, según la Sociedad Española de Neurología. Tiene una incidencia tres veces mayor en mujeres que en hombres (por cada hombre con migraña, hay 3 mujeres que la sufren). Sin embargo, puede ser igualmente incapacitante para ambos sexos.
Suele empezar en la pubertad y es más común durante la edad adulta o ‘productiva’, aunque también puede afectar a niños o personas de edad avanzada.
¿Cómo se diagnostica la migraña?
Como indica la Dra. Mireya Losada, neuróloga en Clínicas Ascires, «el diagnóstico de la migraña se establece, principalmente, a partir del cuadro clínico (síntomas) que presenta el paciente». Por ello, el especialista indagará sobre toda una serie de aspectos que le permitirán elaborar una historia clínica completa y le orientarán hacia el diagnóstico: duración, frecuencia, característica del dolor, síntomas asociados, etc.
Los criterios que se deben presentar para confirmar un diagnóstico de migraña los establece la Sociedad Internacional de la Cefalea (International Headache Society).
Así, hablamos de migraña cuando se producen crisis periódicas de dolor de cabeza y este dolor cumple, al menos, dos de los siguientes requisitos:
- Localización unilateral, es decir, afecta a un lado de la cabeza.
- Carácter pulsátil: tiene forma de palpitaciones.
- Intensidad moderada o severa.
- Se agrava con la actividad física rutinaria: puede empeorar con acciones tan sencillas como caminar, subir escaleras o mover la cabeza.
Además, los ataques de migraña van acompañados por, al menos, uno de estos síntomas:
- Náuseas y/o vómitos.
- Foto y/o fonofobia
Dicho esto, hay que tener en cuenta que también hay pacientes con afectación bilateral (sienten dolor en ambos lados de la cabeza) o con dolor opresivo (y no pulsátil) y, aun así, sufren migraña. Por esta razón, es el/la especialista quien debe valorar cada caso concreto para establecer un diagnóstico correcto.
¿Qué tipos de migrañas existen?
Principalmente las migrañas se clasifican en tres tipos:
1. Migrañas sin aura:
Las que presentan las características definidas en el apartado anterior.
2. Migrañas con aura:
Las padecen el 30% de los pacientes con migraña. “Se producen cuando los ataques de dolor de cabeza van acompañados de alguna alteración de nuestras funciones neurológicas. Son síntomas de carácter transitorio, con una duración de entre 5 y 60 minutos”, explica la Dra. Losada.
Sin embargo, la neuróloga matiza que aunque el 85% de las auras migrañosas dura menos de una hora, «hasta el 5% dura más de 4 horas e incluso hasta 7 días».
Las auras más frecuentes se clasifican en 3 tipos:
- Visuales: El 90% de las personas que padecen migrañas con aura presentan este tipo de síntoma que afecta al campo de visión. ¿Cómo son estos síntomas? “Ver puntitos de colores, visión borrosa, sensación de ver en zig-zag en el campo visual, visión doble, pérdida parcial o total de visión. Los síntomas varían en tipología e intensidad”, expone la especialista.
- Sensitivas: sensación de hormigueo en cara, boca, mano, brazo, casi siempre en la parte del cuerpo donde se produce el dolor de cabeza.
- Del habla o lenguaje: “Al paciente se le enreda la lengua, no encuentra las palabras para expresarse o las confunde, tiene dificultades en hacerse entender”, señala la neuróloga.
Además de las anteriores, hay otras menos comunes, como las auras vertiginosas (vértigo sintomático de giro de objetos o del propio paciente, inestabilidad o inseguridad), las auras olfatorias (sensación de olores raros), migraña hemipléjica (en este caso, el aura es un déficit motor, como una afectación facial o debilidad en una parte del cuerpo).
3. Migraña crónica:
Estamos ante un caso de migraña crónica cuando el paciente presenta cefalea 15 o más días al mes y al menos 8 de estos episodios cumplen con los criterios diagnósticos de la migraña. Un 2% de la población mundial sufre migraña crónica.
¿Qué factores pueden desencadenar un ataque de migraña?
Los ataques suelen darse por la combinación de varios factores, pero estos son algunos de los más frecuentes:
- Estrés y cansancio.
- Estímulos sensitivos: Luces intensas, sonidos u olores fuertes, etc.
- Alteraciones del sueño: la falta de sueño, cambios en el horario de descanso o dormir mal pueden provocar cefaleas.
- Cambios hormonales en las mujeres: las fluctuaciones de estrógenos en el ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia pueden desencadenar crisis de migraña.
- Alcohol o bebidas con demasiada cafeína.
¿Cómo tratar la migraña? Cuanto antes, mejor
Cuanto antes, mejor, en todos los sentidos. Cuanto más temprano sea el diagnóstico de migraña, más y mejores serán las opciones terapéuticas que el especialista podrá ofrecer. Por otro lado, si hablamos del momento en que se produce el ataque de migraña, cuanto antes tomemos la medicación, también será mejor. Pero veamos las principales opciones en lo que respecta al tratamiento.
1. Medicamentos para el tratamiento agudo:
Son los fármacos que se usan para tratar los ataques: han sido diseñados para detener los síntomas. Se deben tomar de forma temprana, cuando el dolor todavía es muy débil ya que, de esta forma, obtenemos un mejor resultado terapéutico.
Existe una gran variedad de medicamentos pero, a rasgos generales, estos son los principales tipos:
- Analgésicos: la mayoría son de venta libre. Hay que tomarlos con precaución y evitar su consumo rutinario, ya que esto podría desembocar en el desarrollo de cefalea por uso excesivo de medicamentos.
- Antiinflamatorios no esteroideos
- Triptanes: bajo prescripción médica. Bloquean las vías del dolor a nivel cerebral.
- Gepantes y ditanes.
- Antieméticos: en caso de que las migrañas cursen con náuseas o vómitos.
2. Medicamentos preventivos:
El objetivo es reducir la frecuencia, duración e intensidad del dolor que provoca la migraña. El especialista se encargará de valorar cada caso de manera personalizada, pero este tipo de medicamentos está especialmente indicado para pacientes que, a pesar de recurrir a la medicación aguda, ven afectada su calidad de vida.
Durante décadas estos tratamientos se han basado en medicamentos inicialmente creados para otro tipo de patologías, pero su uso para combatir la migraña se ha demostrado seguro y efectivo. Entre ellos se encuentran:
- Antidepresivos
- Antihipertensivos
- Anticonvulsionantes
- Toxina botulínica tipo A: Mediante infiltración.
- Fármacos anti CGRP: Son una de la tipología de fármacos más innovadores. «Son inyectables y se están usando en los últimos años cuando otras opciones preventivas fallan», aclara la dra. Losada.
Además, en el ámbito de la prevención se sigue investigando y periódicamente van apareciendo nuevos fármacos sobre los que tu especialista te podrá informar.
3. Y, también en la migraña, el estilo de vida es determinante.
Como en la mayoría de enfermedades, en la migraña el estilo de vida también desempeña un papel importante. Hemos visto algunos factores desencadenantes de los ataques que están relacionados con nuestro día a día. Por ello, controlar el estrés, seguir unas pautas de sueño y descanso adecuadas, evitar el alcohol o las bebidas excitantes y practicar ejercicio moderado de manera regular pueden contribuir de manera decisiva a que los pacientes con migraña disfruten de una mayor calidad de vida.
Si tienes cualquier consulta sobre cefaleas y migrañas, los especialistas de nuestra Unidad de Neurología de Clínicas Biomédicas Ascires están a tu disposición. En Clínicas Ascires planteamos un abordaje terapéutico individualizado para cada paciente y contamos con todas las opciones terapéuticas mencionadas, incluidas las infiltraciones de toxina botulínica y fármacos anti CGRP.