Fármacos, rehabilitación o cirugía son las opciones más conocidas para combatir un dolor crónico o de larga duración. Pero ni mucho menos son las únicas. Existen más de 70 procedimientos mínimamente invasivos para abordar un amplio espectro de patologías que provocan dolor. Se trata, además, de procedimientos de gran eficacia y precisión, ya que integran los últimos avances médicos con técnicas de imagen que permiten incidir directamente en el foco del dolor.
«Resignarse a vivir con dolor no debería ser una opción«, afirma el doctor Manuel Cifrián, radiólogo intervencionista en la Unidad de Técnicas Avanzadas contra el Dolor de Ascires. Para ello existe la radiología intervencionista, una subespecialidad de la radiología que propone alternativas al tratamiento quirúrgico, con el objetivo de abordar diversas afecciones de manera mínimamente invasiva, con menor riesgo, mayor seguridad y tiempos mínimos de convalecencia.
“Nos centramos en el tratamiento de un extenso grupo de enfermedades que abordamos con técnicas mínimamente invasivas y que realizamos, en su mayor parte, de manera ambulatoria”, detalla el doctor Cifrián, experto en el tratamiento del dolor certificado por la Academia Mundial de Ultrasonografía de Medicina del Dolor (WAPMU) y por el Instituto Mundial del Dolor (WIP).
Dolor general o localizado
Lumbalgia, dolor musculoesquelético, artrosis o dolor derivado de una lesión o disfunción del sistema nervioso son los algunas de las afecciones más prevalentes entre las personas que conviven con dolor en España.
“Encontramos dolores muy localizados -como el lumbar, de rodilla, cervical o hernias de disco- y otros más globales, especialmente en pacientes complejos con dolencias como la artrosis, fibromialgia o procesos oncológicos”, explica el doctor Cifrián. “En adultos jóvenes las principales patologías están relacionadas con la actividad física y suelen ser dolores vinculados a lesiones en la columna vertebral”, añade.
De hecho, el dolor es uno de los problemas más frecuentes en la población general, concretamente el dolor crónico, que podemos definir como aquel que dura más de 3 meses seguidos y perturba la vida interrumpiendo las actividades cotidianas de quien lo padece.
Según la Sociedad Española del Dolor, se estima que el 17% de la población española convive con dolor crónico y hasta el 12% de la ciudadanía lo sufre con una intensidad entre aguda y moderada. La prevención para evitar que el dolor agudo evolucione a dolor crónico es fundamental, ya que después de tres meses de dolor persistente en alguna región corporal, se comienzan a producir cambios en el sistema nervioso central. Estos cambios incluyen el reacondicionamiento de las vías neuronales para compensar el dolor en marcha.
Efectos derivados de convivir con dolor crónico
Son varios los factores que interactúan con la fisiopatología para que un dolor agudo evolucione a dolor crónico, desde factores físicos a genéticos, medioambientales, psicológicos y sociales. Muchos comienzan como un dolor agudo con cambios en la zona afectada, como pueden ser inflamación, cansancio o desequilibrio muscular, heridas o lesiones.
Convivir con dolor crónico es difícil, sobre todo si afecta a la actividad diaria. Igualmente, como consecuencia de ese dolor constante, el organismo intenta recuperar su equilibrio natural, para lo que pueden surgir trastornos asociados, como malas posturas y sobrecargas musculares.
Además de estas consecuencias físicas, el dolor crónico puede generar afectaciones emocionales, como ansiedad, depresión y fatiga, cuando los pacientes comprueban que su situación se alarga en el tiempo.
Técnicas míninamente invasivas: ventajas y resultados
En la última década medicina y tecnología han unido esfuerzos para ofrecer a los pacientes con dolores crónicos alternativas para mejorar su calidad de vida. El objetivo siempre es eliminar el dolor, o por lo menos reducirlo o atenuarlo lo máximo posible, para que el paciente recupere su plena actividad profesional, personal y social, que con frecuencia se ve afectada.
Las técnicas mínimamente invasivas que plantea la radiología intervencionista ofrecen numerosas ventajas:
- Son rápidas. Por lo general, los pacientes pueden volver a casa el mismo día.
- El tiempo de recuperación es mucho más corto que en el caso de una intervención quirúrgica.
- No requieren medicación durante el tratamiento.
- No llevan aparejados efectos secundarios.
- Por lo general son técnicas son indoloras o poco molestas.
Los procesos que ofrecen los mejores resultados son:
- Las terapias de Medicina Regenerativa. Estos enfoques trabajan, por ejemplo, con células madre y factores de crecimiento plaquetarios para lograr una mejora rápida del dolor y revertir los cambios degenerativos de rodilla, hombro, cadera y columna vertebral, entre otros.
- Epiduroscopia: técnica no invasiva para tratar a pacientes ya intervenidos de columna que siguen presentando dolor.
- Tratamiento mínimamente invasivo para la artrosis en hombro, rodilla o cadera: crioablación, radiofrecuencia.
- Tratamiento mínimamente invasivo para las hernias de disco.
- Tratamiento sin cirugía para el dolor de columna: denervación endoscópica, crioablación, etc.
Personalizar el tratamiento frente al dolor crónico
“La exploración física, el estudio completo del historial clínico y las pruebas de imagen más avanzadas nos permiten obtener diagnósticos muy precisos y ofrecer tratamientos totalmente personalizados a cada paciente”, expone el doctor Cifrián.
Además de los casos más frecuentes, como sucede con las personas aquejadas de patologías degenerativas, como la artrosis, o pacientes con alteraciones en las grandes articulaciones (hombro, rodilla y cadera), hay también otras afecciones que pueden derivar en dolor crónico. Es el caso de lesiones de tiroides y lesiones de útero, que también son tratadas en esta unidad de Ascires mediante procedimientos mínimamente invasivos. Si el dolor agudo constituye un síntoma de la enfermedad (la respuesta del organismo a una agresión química, física o traumática), el dolor crónico constituye una enfermedad en sí misma.
“Sea cual sea el tipo de dolor, lo fundamental es que el paciente consulte para tener un buen diagnóstico y valorar las opciones de tratamiento más eficaces en su caso particular. Los efectos del dolor en todas las esferas de la vida son tan importantes que no hay que conformarse a convivir con él”, concluye el doctor Manuel Cifrián.